lunes, 25 de junio de 2012

Café de Debate Ciudadano
*FILOPOLITICA
Preguntas e ideas para la política...pensar para hacer!

Este pretende ser un espacio y un lugar.
Un espacio de encuentro de todos aquellos que nos sentimos convocados a la reflexión política y social.
Un espacio de miradas, de visiones. Donde convivirán los unos y los otros.
Un lugar donde hablar.
Un lugar donde escucharse.
Donde poder animarse al desafío cossiano en desuso de la interferencia intersubjetiva, no ya para pensar el derecho sino la construcción colectiva de una sociedad mejor.
Queremos intentar volver a vincular la política a las ideas, al pensamiento, a la reflexión colectiva.
Incluso para saber -y aspiramos con ganas que suceda- que no hay puntos de coincidencia entre los participantes, que no hay posiciones convergentes sobre alguno o muchos temas.
Pero también ir definiendo un conjunto de acuerdos sobre temas, ejes y proyectos.
Ello nos permitirá avanzar en un ejercicio de diálogo plural y fraterno que hoy el presente demanda.
Queremos recuperar la palabra. La palabra en relación al otro y a los otros. A los que están cerca y a los que están más lejos también. Y a aquellos que no sabemos si están cerca o lejos porque nunca los escuchamos.

Filopolítica intentará recuperar la palabra como herramienta para crecer con otros, y en política además: aprender a crecer para otros.
Crecer, pensar más y mejor para que otros tengan mejores oportunidades, más dignidad, más derechos, mayor calidad de vida.
Queremos hablar. Pero sobre todo queremos escuchar. Escucharnos primero para poder hablar con más claridad después.
Y escuchar a todos aquellos que saben, que tienen algo para decir, algo para innovar, algo que cuestionar, algo para movilizar, algo que aportar a una Catamarca que crece y se complejiza geométricamente.
Los dirigentes y cuadros políticos se complejizan de igual modo que los desafíos abierto al futuro de Catamarca?
Creemos que ahi esta uno de los grandes desafíos de este espacio.

A diario se expresan voces que lamentan la falta de liderazgo político efectivo, la cortedad moral de los gobernantes u opositores, su nula o parcializada visión de la realidad y del futuro; la confusión de la política con la mera gestión, con el sólo hacer en desmedro de fines y sentidos que contengan los anhelos de las grandes mayorías. En suma, un sinfín de defectos que sitúan a la política en los niveles más bajos de la afección social. El panorama desalienta al más optimista y esperanzado, pero no a quienes seguimos creyendo que es posible recuperar un sentido noble, reflexivo y de servicio de la acción política.
Hay que parar, hay que sacarse los botines, sentarse y reflexionar. Hay que cambiar el partidito de fin de semana por la planificación de un torneo largo, con etapas, plazos y gran preparación de los jugadores. Animarse a perder a corto plazo para ganar a medio y largo. Ha desaparecido la capacidad para evaluar la respuesta correcta, necesaria y acertada que el presente nos demanda. Nos gana el vértigo de perseguir al día a día. Hay que volver a estudiar las propuestas, las preguntas, tener tiempo para pensar con calma una respuesta: la mejor. Tomar decisiones con tranquilidad. Mayor profundidad. Todo esto, o corremos el riesgo de que la política se convierta en algo irrelevante, que es la peor de las respuestas.

La política se está quedando huérfana de dirigentes que busquen sentidos y transmitan valores en su accionar político.
Sin ellos, sin sentido y sin valores desvariamos desorientados en una cartografía que se desdibuja al ritmo frenético de la política en la Argentina de hoy. Casi sin darnos cuenta, la acción política ha ido perdiendo (o expulsando) la discusión de valores compartidos y sentidos posibles. Hemos ido renunciando a hacernos preguntas profundas, y nos hemos acostumbrado a ofrecer respuestas superficiales, de manual. Sin sentido. Sin valores definidos.
Estas son las batallas que perdemos día a día en nuestras comunidades, estas son las cosas que nos alejan del sentimiento de nuestros conciudadanos, de la razón de ser de nuestra acción militante.
Hay ausencia de sentido y profundidad de muchas de nuestras prácticas y discursos políticos que se muestran cada vez más incapaces de comprender la complejidad y el vacío que provoca una política sin espíritu, sin nortes claros.

Creemos que hay que “volver a pensar”, en el sentido más profundo del término, si queremos que la política vuelva a ser el instrumento maravilloso para transformar las realidades injustas que nos rodean y nos duelen.
Volver a preguntarnos que fue lo que nos decidió un día a ser militantes políticos? Porque hacemos lo que hacemos? Para qué hacemos lo que hacemos? Cuales son los caminos mas eficaces para desterrar los problemas estructurales y los nuevos que hoy demandan respuestas?Quienes son los destinatarios de nuestros aciertos y nuestros yerros? Quienes esperan de nosotros?
Tenemos que volver a pensar. Pensar en la vida y en las personas. Volver a reunir para siempre la acción política con la vida de nuestra gente. Y sobre todo, en cómo vamos a lograr, a partir de nuestras vocaciones, acciones y decisiones una sociedad más justa y más digna para todos y todas. 

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